Si mi rostro gesticulo,
una rima fue el estímulo,
como sangre al tiburón,
la presa lo retribuyó.
En el patíbulo que de mí ebulló,
siendo arrullo, corriente de arroyo,
el hoyo en mi mente y de mí huyo,
solo sé que fluyo en este embrollo.
El embrión hoy consume cogollos,
su mente, su dojo, somete su rollo.
Ideas son degollo y tan solo me sollo,
me siento centollo y otro me enrollo.
En este mar y su quietud estallo,
muerto sin ataúd, catalepsia al fallo.
Anorexia de salud en narcolepsia hallo,
más me rayo año a año, parca mira de soslayo.
En mis sesos, rezos callo, y se grita en el papel,
no de víctima ni de lacayo, más bien de coronel.
Fusilando el oropel, necropsias en mis ensayos,
tan solo lo logré, cuando en mí hurgo y me rayo.
Se reclutan laceraciones no expuestas,
exigiendo respuestas por falta de preguntas,
herirme en encuestas que secuestran aliteraciones,
y solo degluten algunas contradicciones.
Del poeta, maldiciones que son adicciones,
quiero más dicciones que me colisionen.
Solo son visiones en el cerro, cero omisiones,
texto en horizontes, constante condición es.