Me puse a buscar entre añoranzas…
algún episodio que alivie la nostalgia,
alguna placentera experiencia…cuando aún era feliz.
Me vine a caminar por el pasado,
a recorrer los estrechos senderos…
con dirección a la vieja casona…
en donde pase mi traviesa niñez.
El viaje ha sido largo,
pues la retirada cumplió su cuarto centenar,
el tiempo inexorable no se detiene…
y nos aleja cada vez más de la tierra natal.
Todo se ve diferente ahora,
como si fuera otro lugar,
ya no reconozco a nadie,
los vecinos decidieron partir,
y también huyeron del bullicio de la ciudad.
Es tan melancólico todo esto,
las casas pintadas de otro color,
las calles saturadas de autos nuevos,
de otras marcas,
de dueños peregrinos,
y la esquina de mi barrio invadida de fuereños…
de un raro perfil…con semblante de desconfiar.
Me vine a mi pasado…
a ver si tengo la fortuna…
de tropezar con algún delirio…
que me devuelva un poco de pasión,
que me haga sentir vivo…
y que agite nuevamente al corazón.
Paso junto a la casa de mi novia de adolescente,
y me encuentro frente a frente,
al parecer no me reconoce,
no tiene idea de quién soy.
¿Tanto habré cambiado? ...me pregunto,
pues ella se ve casi igual,
con el cabello blanco…y sin maquillar.
Va acompañada de dos chiquillos,
que serán sus nietos…supongo,
por la afectuosa manera que tiene de tratar.
El pequeño pueblo de mi infancia…
ya no existe más,
ya no me pertenezco ni aquí…
ni al futuro de dónde vengo,
nada es como antes…
y esta es la triste realidad.
No encontré lo que buscaba…
porque simplemente todo acaba…
cuando los momentos enferman de olvido…
y lo vivido ya no encuentra razón para subsistir.