No vayas a comprar pan,
aguántate el dolor
y no preguntes al médico,
no subas al Ayuntamiento
que el Secretario es hombre,
no entres al bar, que algo quieres,
no cruces por esa calle
que viven solteros.
Quédate callada en casa,
no mires, que no te vean,
no hables, que no digan.
Malditos los hombres que castraron
tu vida, la de ella y la de ellas.
Malditas las mujeres
que van contra las mujeres.
Y nos quedamos, y no lloramos,
nos apartamos para no vomitar.
No secciones los pechos a las supervivientes,
ni rompas sus piernas
ni cortes sus labios,
ellas no se consumen
y miran desde arriba
a quienes mutilaron
sus emociones.