De lo desértico a lo inconmensurable
tránsito amable, luminoso
la espera se aniquila, opcional silencio.
Ahora el tiempo no urge, se diluye en la hondura del instante,
lo percibido se entrelaza con lo íntimo
y en los símbolos que se afirman, pétreos
el alma, con suavidad, se reconoce.
Cede la incertidumbre en el épico suceso
la completitud se consolida en la contemplación.