Aurora en el Sendero
De tierras largas llegaba,
mi sombra besó el sendero;
la vi, y la tarde callaba,
pintando su luz de enero.
Cruzamos miradas tiernas,
callaba mi voz de fuego;
sus manos guardaban perlas,
la noche dormía en celo.
Le di mi voz encendida,
sus ojos huyeron lejos;
me habló de otra alma unida,
y el alba lloró en mi pecho.
Seguí su luz por el cielo,
soñando volver un día;
guardo en mi pecho su velo,
como llama que me guía.