A veces aquí en el centro del pecho,
la soledad, doblemente oprimida,
con el asco de la angustia... ¡Y brindo!
¡Dos, tres, cuatro enfermedades más,
sobre improntas curaciones!
El cielo tornándose gris
así mismo en la paz de los
augurios...Pero ¿La duda del
latido? Espasmos de caminos....
Esta espera acolchonada,
me desnutre mucho y ni con
los sueños es remediable;
Habrá de recetarme el destino:
\"Derecho a justa causa, incurable.\"
Por lo tanto, no tengo nada en
la nada, solo incertidumbre de
caminos...y no obstante; despúes,
quizá, por ahí, allí en el seno de la luz
sombras en pijamas, por disfraz, lleven...
En el descanso de cenizas, interpretación
de realidad y verdades de humanidad en
final incuestionable...¡Y brindo!
¡Dos, tres, cuatro enfermedades más!
Sobre destino hipocondríaco e incierto;
y el desbocado acierto de no ser cierto.
Hernán J. Moreyra