Perpetuos peregrinos ya sin más,
en este entrenamiento del alma;
vacíos, plenitudes, tras la calma,
entre llantos y risas, además.
Orígenes buscando entre la paz,
amando y perdonando, se empalma
la vía desandando sin la palma,
avante, custodiando su compás.
Del tiempo en danzas, el maestro es ser
el aprendiz al construir bastas sendas,
del hoy resquicios dónde renacer,
en la memoria se guardan las prendas
de amor, y en sombras más con el peaje
hacia la eternidad será este viaje.