RELOJES DE ARENA Y DE PASIÓN...
Quiero amarte ahora desnudando mis pensamientos;
Sintiendo el latir de mi corazón encima del tuyo.
Disfrutar de tus sueños colmados de pasión,
Quiero Verte rugir como león al acecho de su presa.
Y sentirme devorada por el fuego de tus besos.
Quiero llegar hasta tu cielo montada en mil estrellas,
Cabalgar soles, me veas, y me sientas embarazada
por esas noches de pasión que estuve a tu lado.
Desventurada luna, que no se abraza a su sol,
porque por la noche el sol, llora por ella, con dolor.
Tú me tienes, y yo deseo pasar la eternidad contigo
Aquí estamos revolviendo las sábanas con el pecado
De sentir entre las piernas pasiones desbordadas.
Arrullo la mañana que me abraza al despertar
Y me quedo en tu pecho y arropados con tu fuego,
pensándome y anhelándome en tus brazos de acero,
los siento fundidos en mi carne que se quema contigo
llévame en tus sueños cuando no me tengas y no padezcas
sin mí, los deseos que nos queman por tenernos.
¿Qué esperas que me acabe la vida amándote?
La pasión si no se practica, se olvida en los cajones
Y yo ardo de pasión por ti ahora y también cuando no estas.
En poros siempre respira el amor que por ti siento.
Sorpréndeme con tus besos de fuego que yo quiero apagar
Por toda mi piel fundidos como fuego que nunca se apaga.
Me quedé anclada a tu arena tan caliente que me quema
Este incendio de amor es una historia que no deja de quemar.
No hay manera de poderme controlar es un fuego no se apaga.
Espere relojes de arena y años luz, sin ti.
Pero hoy llegas y me dejas preñada de amor,
El amor de una noche tuvo más pasión que las peleas.
Y No Va A Caber Tanta Pasión En Este Bolero
Porque es una historia que no deja de quemar.
Este amor no tiene final, seguiremos hasta la eternidad.
Alicia Pérez Hernández… México
No es la pluma la que escribe, es el alma
Todos los derechos reservados©
Yo no quiero morirme sin saber de tu boca.
Yo no quiero morirme con el alma perpleja
sabiéndote distinto, perdido en otras playas.
Yo no quiero morirme con este desconsuelo
por el arco infinito de esa cúpula triste
donde habitan tus sueños al sol de mediodía.
Yo no quiero morirme sin haberte entregado
las doradas esferas de mi cuerpo,
la piel que me recubre, el temblor que me invade.
Yo no quiero morirme sin que me hayas amado.