gaspar jover polo

EL NO NACIDO

EL NO NACIDO

 

Desde una altura, ve lucir los senderos
que serpentean entre amarillos campos de labor,
y ve cigüeñas bebiendo
sedientas en una pileta,
y montañas de volumen desigual
allá lejos, por el horizonte, alcanzadas en su misma cumbre
por molinos de viento, aerogeneradores,
y el largo rasguño del río por el centro del valle,
de orillas cada vez más próximas,
y contaminación, mucha contaminación
en la atmósfera en el otro extremo del llano
pues la zona rural se enfrenta
a su nuevo y moderno destino.
Y en aquel momento, tanto las nubes oscuras como las blancas
proyectan sombras en movimiento,
manchas de sombra de extensión muy variable
sobre el pasto con raicillas de pocos centímetros, 
de milímetros, que llaman al agua
de lluvia implorando.
Y al contemplar el paisaje, se dice para sí:
“¿Cómo voy a poder 
con todo?
Todavía estoy dentro, aún no he nacido 
y ya me tengo que enfrentar con todo esto”.

 

 

Gaspar Jover Polo