Cielo dorado,
pinta cielos que nadie ha visto.
Cielo hermoso, precioso,
donde habita todo lo que será.
Brilla sobre mares callados,
acaricia montañas dormidas.
En tu luz se esconden secretos,
y se despiertan los sueños olvidados.
Cielo dorado, guía silencioso,
mi alma navega entre tus rayos.
Los árboles inclinan sus brazos,
y el viento canta tu nombre.
Entre nubes de oro y fuego,
los recuerdos se vuelven luz.
Y yo, pequeño en tu inmensidad,
aprendo a ser eterno un instante.
Cielo que observa sin prisa,
que sabe de pérdidas y encuentros,
donde el tiempo se curva y suspira,
y cada estrella es un susurro de historia.
Bajo tu abrazo, el mundo se hace suave,
la oscuridad se tiñe de esperanza.
Y aunque mis pasos sean breves,
dejo mi huella entre tus sombras doradas.
Cielo dorado, infinito espejo,
donde mis pensamientos flotan libres.
Allí nace mi voz más sincera,
y allí regreso cada vez que quiero volver a mí.