Arih

Nunca floté

Nunca floté

por Arih

Hubo un tiempo
en que mi cuerpo era silencio,
un ritual aprendido,
sin alas, sin río, sin cielo.

Éramos dos,
pero nunca un nosotros,
el roce era presencia vacía,
y mi alma,
atada a la ausencia de una mirada.

Nunca floté.
Mi piel se apagaba en aquel contacto,
mi deseo se escondía en la rutina.

Y entonces llegó el instante distinto:
la tierra se deshace bajo mis pies,
mi cuerpo se enciende,
mi corazón se expande
y despierta un universo escondido.

Floto porque me entrego,
floto porque me miran,
floto porque en ese abrazo
soy toda yo,
y no un deber,
ni un rol,
ni un silencio.

En ese encuentro
no tengo peso:
soy vuelo,
soy agua,
soy cielo.