Luis de leon

CONFUSIÓN

 

A veces me amo,

como quien acaricia un río claro

y se sumerge en sus propias aguas

para recordar que aún sabe brillar.

 

Otras veces me odio,

me miro con ojos de enemigo,

me juzgo, me hiero,

como si olvidara que sigo de pie

después de tantas tormentas.

 

Soy mi refugio y mi guerra,

mi abrazo y mi puñal,

la calma que me arrulla

y la voz que me condena.

 

Y sin embargo,

en este vaivén de amor y rabia,

descubro que soy humano:

un corazón que sangra

pero también florece,

un alma partida

que siempre busca volver a ser entera.

 

Porque odiarme me enseña

dónde debo sanar,

y amarme me recuerda

que, pese a todo,

sigo siendo digno de mí.