El humo de aromático café,
por la nariz, bien sigiloso entraba;
danzaba en curvas, mejor que un buen té,
quería que el cerebro lo abrazara.
Brillan los balsámicos relampagos,
frágiles neuronas aturdidas,
Sin él; difícil será abrir los párpados,
pues, dicen que la mañana principia.
Mesa, papel, computadora esperan,
cafeína viaja en ríos muy rojos,
para la concentración y la alerta.
Hay que activar el sistema nervioso.
Un café es JUSTO lo que necesito.
Espera sus escritos el portal.
Maestro ALDÚ, con gusto se lo sirvo,
ya tiene usted una audiencia Nacional.
Yo diría que también es mundial.
Todos los derechos reservados ©
Dr. Salvador Santoyo Sánchez.
20/08/2025