Insomnioptera

Momentos sepia

Prefacio: Como que a estas horas no soy yo.

 

A Fredy Pastrana 

Creí que nunca llegaría este día.

Me refiero a esta noche,

digo la hora en que sabría decir, decirte algo,

decir de ti alguna cosa:

escribirte poesía

(o algo parecido ¿sí lo sabes?)

 

Y de pronto ya estás en mi cabeza,

como un niño imprevisto. ¿Te das cuenta?

Cómo  decirlo al fin sin que te asustes…

¿un aborto impensado sin embarazo previo?

sin una concepción,

el tuyo:  el nuestro.

 

Tú todavía te acuerdas de esos raros montajes,

de esa luz que se expande apenas perceptible,

sepia y alcohol y vel rosita…

y el olor a vinagre.

Tú todavía te acuerdas.

Nunca me había gustado estar ahí

y era tan evidente poder estar ahí

 

Dibujar corazones en mi oído

mientras tus ojos muertos unían constelaciones.

El pasto seco bajo mi espalda y siempre

una incontable serie

de pecados marchitos y benditos.

 

Supe por ti cuál es la diferencia

entre besar y besar

con m de mañana y h muda

-y una muda de ropa en la lavandería-.

O mi cuerpo tendido sobre la cripta de un desconocido

Tú sí sabes de eso:

tu cámara, mi piel, un objetivo.

Uno en común: el arte.

 

Nunca tuvimos algo

Mas creo que alguna vez pudimos ser.

Ser algo más que algo, ¿sabes?

ni siquiera recuerdo tu cumpleaños.

       Fueras tan ordinario

       para no renacer de vez en tanto.

 

Y lo sabías entonces. Me lo enseñaste cuando

supe  notar, en ti,  la diferencia

entre hacer el amor y enamorarse.

Ni siquiera recuerdo tu cumpleaños.

 

Para vivir tan solo, 

sólo con la locura de encontrarnos.

 

Ojo detrás del ismo

o pupila de un número imborrable.

 Perpetuidad fugaz,

eso eres, eso haces…

cómo… cómo decirlo…

como poesía por fin imaginable.

Haces que dure lo que se dice instante.

Esto que ahora es y  todo el tiempo

y a pesar de la vida,

supimos ser cuando olvidamos olvidarnos.

 

Fuimos momentos.

Fuimos eternidades.

 

Te he tenido en mis brazos.

Has cargado mis lágrimas de gato.

Has sabido instalarme tu veneno.

No me hiciste más daño del que, según dijiste, sería  necesario.

Sólo lo mínimo, lo indispensable y luego

saber reconocerte entre la gente

que no aspiró jamás a no ser gente.

La multitud en uno ¿sí me entiendes?

 

Tú ya lo sabes, no necesito darte explicaciones

a ti no soy. Y soy así  y así te quiero

Y así tú me querías. Lo recuerdo.

 

Y de nuevo los ácidos oscuros.

en papel  fotográfico revelan

el pasado de amor en que existimos.

 

(Háblame cuando quieras

de esos detalles técnicos

que ni tú mismo entiendes)

 

No hubo quizá mejor fotomontaje

que el campo de futbol a media tarde.

Lejos mi blusa rota

y tus dedos efímeros que sostenían mi frente

mi nariz y mi boca,

     en otra juventud ,

        en otra época.

           

Julio- Agosto, 2010

Gretel

(eso creo)