Yoleisy Saldana

Selva De Cemento.

La vida pasa,
y cada día duele más.

Duele mirar la injusticia,
como si fuera paisaje habitual,
como si la inocencia rota
fuera solo un número más
en las noticias de las seis.

Se ha perdido el respeto por la vida,
la generación se encamina a su perdición,
donde los valores son ruinas antiguas
y la violencia una invitación diaria.

Un sistema podrido,
vendido al mejor postor,
donde la patria es solo discurso
y la justicia, un disfraz con precio.

Por unos billetes,
se tuercen voluntades,
y en los hospitales,
se apilan más muertos
que en las trincheras de la guerra.

Los pasillos fríos del abandono
han escuchado más llanto
que los propios cementerios,
y familias enteras aprenden a llorar en silencio,
mientras resignan su dignidad al hambre.

Vivimos tiempos infértiles,
donde sangra la conciencia,
donde el que aún piensa
llora por dentro,
en esta selva de cemento
donde el poder asesina sin disparar,
y el alma se pierde
entre torres grises de indiferencia.

Aquí,
la muerte se sienta en cada esquina,
la empatía está en huelga,
la vanidad lo gobierna todo,
y el desamor se ha vuelto ley.

Y aún así,
el mundo sigue girando,
como si aceptar este cáncer fuera costumbre,
como si la desesperanza fuera hogar.