Rechazo
Tranquilo, que el rechazo no arranca raíces.
Hay puertas que crujen al cerrarse
como huesos viejos.
Veinticinco cigarros
y aún no se ahoga el silencio.
La cerveza mi testigo mudo,
me ve desmoronarme lento.
El teléfono sonó.
Era el destino,
equivocado.