Mientras caigo en el sueño, junto a tus versos, parecen besos, fueron extraordinarios momentos mirándonos.
Nos mezclaba el sudor, yo miraba tu silueta, y en tu cuerpo cada huella en mi memoria quedó.
Parecía aquel instante un sueño que no termina, y al despertar diría: quiero volver a soñarte.
Lo que fuimos, lo que ardía, ese calor verdadero, tras tanto parpadeo tierno de un contacto que encendía.
Y escribir, lo que me hizo recordar mientras dormía: esa palabra inventada, de por qué las Pitiusas se llaman Pitiusas.
Porque están llenas de pinos… pero también hicimos la broma de que se podrían llamar Chichariusas, por las chicharras que suenan, que tanto molestan, que te chirrían el oído, y se acoplan de mala manera en cada siesta.
Ahí están: si necesitas descansar, ya se aliarán para impedirlo.
Tu descanso será interrumpido si de ellas estás cerca, o si no estás… insonorizado, prepárate para un buen canto chicharrero ligando.