Algún mal te quisiera echar. Y he dado
en escribir de ti mi escandaloso
pensamiento. Es extraño, pesaroso
lo que he dado en mi verso jorobado,
taciturno, volátil, resquebrado
en tu recuerdo ahora. No hay piadoso
Dios que anochezca mi alma trozo a trozo
ni fémina en mi corazón alado
que me pueda salvar. Descolorido
sentimiento cabalga sobre el caro
corcel de mi Poesía. Estoy herido
por tu figura blanca en tal descaro
que bien te digo... ¡culo mal parido
el tuyo penetrado, oscuro, raro...!