edgardo vilches

EL CANTO FÚNEBRE DE UNA POESÍA REDENTORA

El silencio viaja en mis páginas
con una herida que no se borra,
marca los pasos de una poesía
que sangra en la sinrazón.

No se pueden explicar las metáforas,
un haz de luz sedimenta las miradas;
la gente duerme en los renglones del poeta
y el poder fáctico mira de reojo
estos versos que quieren renacer.

No quiero que mis días mueran
en el delirio de un verbo inasible,
quiero abrir el espacio de mis selvas,
esas enmarañadas
que agotan la médula de estos días.

Días fundados en la periferia
de un sueño que agoniza.

La mañana muere en mis pies
sin dejar huellas,
y los días se pronuncian
con un álgebra de verbos y nociones
que se aquilatan en la soledad
de un poeta que se duerme
en los andenes de una ilusión
que ya no respira.