Mujer hermosa,
no sé si lo sepas,
pero cuando sonríes
parece que la tristeza
se queda sin oficio.
No hablo de diosas
ni de reinos de cristal,
hablo de tu manera
de caminar como si el mundo
fuera menos duro contigo,
aunque sé que no lo es.
Me pregunto qué secreto guardas,
cómo logras que la vida
parezca más habitable
cuando te miro,
y que mi silencio se llene
con la forma de tu voz.
Te confieso que te recuerdo
en los detalles más pequeños:
un semáforo en rojo,
el olor a café temprano,
la lluvia que me moja
pero me hace sonreír
porque pienso en ti.
No sé si es un honor
o una suerte
o simplemente la vida
jugando a su manera,
pero encontrarte, mujer,
me hace sentir
que todavía vale la pena
creer en el amor.