Mi cuerpo escribe en la pared
Claveles blancos.
Las cenizas volaran los pájaros
Y no quedará con hambre
El viento que ama.
La sombra es solo un instante
Que me ha perseguido al nacer
Caminando de silencios.
Pero, de mí se apodera la palabra
Llorando en la pared mi boca
De ganas de mí.
Ese soy yo poniéndole empeño
A la gimnasia de un corazón
Libertario.
Fornico pero no me quedo al postre,
Prefiero dar pedales y dejar
Lo correcto atrás,
Esa es mi razón en cuestionar
El humo de un cigarro.
Triste yo. Rio yo. Paz yo. Bebo yo;
Las flores no se cortan,
Luego hay que pedirles perdón.
Mi hogar es mi hogar y todos
Los rincones de él me aman
Y sé amar sin que nadie tire
De las sábanas: no hay entre horas
Nada que no quiera que suceda
Ni pregunta qué llame a la puerta,
Eso lo aprendí en la desnudez del mar.
No hay discusiones entre los geranios,
Ni tampoco qué guarda acidez a la Luna,
Ni esa duda del pincel.
Mi cuerpo escribe en la pared, mi pared,
Liturgia en mi luz;
Esa es la culpa en mis mañanas,
No hay misterio... Hay vida
Que no calla al silencio.