De capas de creencias innecesarias me desprendo,
como hojas secas que el viento no retiene.
Se ausentan las certezas que ya no significan,
con sutiles pensamientos aligero el espacio del intelecto.
Y solo el núcleo de mi ser respira inalterado,
el yo despojado persiste en lo reflexivo.
En la aproximación al axioma de lo eterno
vibrarán los destellos de la existencia.