Patrón de los poetas, dar el verso
al ser que el corazón cegado ansía,
y el fondo de la mente no confía
en conceder valor, ante lo adverso.
Y en esta cruel moneda, no hay reverso
que premie la Fortuna, sin bravía,
el precio de soñar es cobardía
y el pago es contemplar, sin verte inmerso.
A ras de este modelo, yo te escribo
lo que dejé caer, e intuiste,
y luego, no acabé de confirmarte.
Pues fui pseudovaliente de recibo,
y ahora, el centinela entre lo triste,
que observa con silencio para amarte.