Jesús Ángel.

Imprescindible.

Cuando dar se vuelve
necesidad,  
se transforma en un 
principio universal.  

El amor deja de ser idea,  
deseo o emoción.  


Se convierte en presencia 
activa,
acción y verdad,
 en  cada latido,
en cada respiración.


No obsesiona.  
No se posee.  
No se pierde,
solo es. 

Como el latir incansable 
del corazón,  
firme hasta el último suspiro.  


O la danza de las estrellas  
en un universo eterno,  
en expansión,  
imparable.  


Agradeciendo cada 
aliento que la vida 
te ofrece,
se habita,  
se disfruta,  
se entrega,  
se da.  

Es absoluto, 
es principio, es motor,
y más allá de la vida...


Imprescindible.  
Atemporal.  
Energía pura
 desplegándose en el infinito:


¡Por siempre 
inalterable!

Así lo siento,
así lo vivo,
 y por ser un impulso
latente, eterno 
e incesante...

así lo escribo.