Eusebio Gonzalez

El Desconocido en mis Recuerdos

Llega la noche,
y con ella los recuerdos:
unos gratos,
otros no tanto.

Mi mente se rehúsa con timidez,
mi corazón resiste,
aunque ya no aguanta.

Ya en la cama,
pero aún despierto,
doy rienda suelta a lo vivido.
Algunos recuerdos arrancan
una sonrisa leve,
otros, una herida más honda.

Recuerdo aquella vez,
sí, una y otra vez la recuerdo:
solo, apesadumbrado,
crucé la calle,
y en el parque
te encontré en brazos de un desconocido.

Desconocido para mí,
mas no para ti.

Rogué pasar de largo,
ocultar mi rostro,
contener la mirada,
apenas respirar.

Me dolió,
me dejó marcado,
y no supe si la pena
era por ti,
o era por mí.

Quise llegar a casa,
llegar solo,
muy solo.
Me encerré en mi aposento,
y sin meditar,
quise dejarlo atrás,
solo para descansar.

Mire el reloj colgado en la pared,
enganchado en un clavo,
y al ver la hora comprendí:
no eras tú…
soy yo, que soñaba contigo a mi lado.

Y aquel desconocido, era yo, que al estar dormido, no me reconocí.