Me senté junto
a su sombra, a sentir
su desamparo.
No es necesario que
hable, porque sé cómo
se siente.
El dolor no lleva nombre.
Es mirarle sin romperle,
es escuchar su silencio
sin que mi presencia estorbe.
Y sentí su desamparo,
al ver su sombra alejarse.
L.G.