lucio_

Los amantes escondidos

Y la tomé de la mano

con frenesí y paroxismo

y sin que nadie nos viese

emprendimos el camino

corríamos por las calles

esquivando a los vecinos

hasta que llegamos a ello,

boscoso pinar de pinos

en donde nos asentamos

con placidez y estilismo

para mirar nuestros ojos

los suyos yo y ella los míos

y según se dilataban

cantaban los pajarillos

siendo cómplices de amores,

ocultando los gemidos.

Ella libertad quería

yo su gran amor divino

mientras que en reposo hallados

le acariciaba los rizos

las mejillas le besaba

viéndome de prometido

mas a lo lejos se escucha

algarabía y sonido

de familia y pueblo entero

no nos querían unidos.

Descalzos, casi sin hatos

la pradera recorrimos

con gran pavor y sin rumbo

a diez metros de enemigos

los montes se moldeaban

dificultando el seguirnos

los pinos que se abrazaban

defendían nuestro sino

pero furiosos quemaron

con odio a todo ser vivo

quedando pues la natura

yerma, sin tener ni un bicho.

Eran ya cinco los metros

de diferencia tendidos

y estando cerca tiraron

una red de marfil fino

y es así cómo acabamos

los dos juntos en el río

arrastrados por el flujo

a ribas del correntío.

Ya no fue la pasión nuestra

lo que en corazón tuvimos

solamente circulaba

un soplo de anhelo frío.