Tiempo que florece
I
Es tiempo de aprender, de abrir la voz al viento,
al pasado, cual hoja que el otoño desprende,
tenle misericordia, sin juicio ni tormento.
II
Al presente, que danza tras cortinas, se extiende,
concede noble gracia, como luz que se posa,
acepta lo que es, sin que el temor lo enmiende.
III
Al futuro, que duerme bajo tierra amorosa,
cultívale esperanza, como brote escondido,
espera lo que viene, con fe silenciosa.
IV
Es tiempo de seguir, aún no todo ha partido,
a tus errores, piedras del camino incierto,
tenles misericordia, déjalos ya vencido.
V
A lo que se te da, como agua en cauce abierto,
concede noble gracia, recibe sin medida,
acepta lo que es, sin juicio ni desierto.
VI
A lo que aún no llega, como tierra agrietada,
respira fe en la nube que pasa y no se queda,
espera lo que será, en pausa germinada.
VII
Es tiempo de vencer, de alzar la voz sin rueda:
vencí con la piedad el ayer que dolía,
perdoné lo que fue, sin rencor que me enreda.
VIII
Venzo con la gracia este hoy que me guía,
acepto lo presente, sin temor ni cadena,
y venceré el mañana con fe que no vacía.
FIN
Esperaré el porvenir con los brazos en pena,
ya no soy solo el tiempo que se parte en tres días,
soy el tiempo que aprende, florece y se serena.