Carlos Andrey Vargas Araya

Mi descenso a la locura

 

Yo fui un hombre de luz,  
caballero de buen trato,  
con las manos en la cruz  
de un corazón sin recato.  
La risa brotaba libre  
como fuente de ventura,  
y mi alma era un alivio  
para toda criatura.

La bondad fue mi vestido,  
la inocencia, mi bandera,  
y en cada gesto tendido  
se tejía la manera  
de vivir entre los otros  
sin causar herida alguna,  
sin mentiras ni reproches,  
sin doblez bajo la luna.

Mas el juicio se hizo ciego  
y la mirada, puñal.  
Me nombraron lo que niego,  
me marcaron con su mal.  
Cruel palabra fue su arma,  
que no corta por la piel,  
pero envenena y desarma  
lo que había en mí de miel.

Me arrastraron al abismo  
por senderos de tormento,  
donde el odio es mi mismo  
pan y airado alimento.  
Mi alma, antes tan serena,  
se volvió jaula de hierro,  
y la paz que fue mi pena  
ahora es fuego y destierro.

Hoy preguntan por qué rujo  
como bestia en la tormenta,  
por qué mi mirar condujo  
a la sombra y lo lamenta.  
No comprenden que fui hecho  
por el juicio que me niega,  
que forjaron en mi pecho  
esta llama que me ciega.

No recuerdan que fui todo  
amor en cada latido,  
y que aún, de algún modo,  
late el hombre que he perdido.  
Queda un eco de mi flor,  
marchita pero sincera,  
mas también queda el rencor  
en mi sangre prisionera.

Detrás de esta mirada  
que el veneno ha enrojecido,  
vive el alma destrozada  
del que un día fue querido.  
Cuando empujan al humano  
hasta el borde de su abismo,  
cuando quiebran con su mano  
lo mejor de él mismo.

Entonces nace el monstruo  
que la gente tanto teme,  
no por mal que lleva dentro,  
sino por lo que la hiere.  
Cada golpe que recibe  
se convierte en su venganza,  
y el dolor en que vive  
es su única esperanza.

Así camino en las sombras  
de lo que solía ser,  
entre ruinas y entre tumbas  
de mi antiguo amanecer.  
Pero guardo en el pecho,  
como brasa que no muere,  
la memoria de aquel hecho:  
que amar fue todo lo que quise y luego vino mi descenso a la locura.