Jhetsefany

Armas de guerra

 ......

Inquietante, qué inquietante
es de la historia el proceso,
que quita carne del hueso
en un devenir constante.
Dominador dominante
que por la fuerza somete,
compromiso que promete
por humano y natural,
como leche del lechal,
ansias de sangre en chupete.

 

La paz es ese problema
que se debe erradicar,
contra ella, hay que luchar
pues es un frío que quema.
El dominio, qué poema,
no es andar por el alambre,
y el odiar a la cochambre
es sembrar en buena tierra;
al enemigo, la guerra;
la mejor arma,  el hambre.

 

El orgullo necesita
derrotar lo derrotable,
dañar a lo que es dañable,
comer como la termita.
Al cuerpo la paz no excita,
no promueve un buen sistema,
va en contra del teorema
de la gloria por pasión,
victoria como condicion
de toda razón suprema.

 

Por las armas no hay escusas,
pues las fabrican los dioses
que dan para el cielo poses
y plantan en tierra musas.
Inspiraciones conclusas
contra el vil, el enemigo,
qué de ello sea testigo
para optar entre dos suertes,
aplastarlo y darle muerte
o convertirlo en amigo.

 

La guerra es sabiduría,
pues sabe llenar la caja
y ofrece una gran ventaja,
aprender geografía.
Y como tal, buena vía
para el probo gladiador,
que en decoro y cumplidor
ofrece justa protesta,
pero después, una siesta,
y después, espectador.

 

Bajo el cielo es cotidiano,
es común, es muy corriente,
es muy propio es inherente,
es muy nuestro, muy humano.
Bajo el cielo, nada hay malo
en la tranquila espiral,
no hay religión o moral
que no divague en desiertos,
y solo serán los muertos
los que vean el final.

 

.....

 

Jhetsefany