La gente me dice,
que tengo un corazón de vinagre,
y cabeza grande,
pero también una mente relevante...
Y algo me oprime,
cuando mi suerte se pone grave,
y el dolor me pudre,
por lo que soy un triste personaje...
¡Oh, mi pesadumbre!
como una espina clavada en sangre,
en mi carne de hombre,
fermentando, un ardor pensativo y constante...
Y todo ello me destruye,
a mi doble y a mi triple, tumbado y de pie,
sin que nunca me plantee,
una solución dialéctica favorable...