Amor Sin Cláusulas
Quiero que me ames sin razones prestadas,
como el viento que acaricia sin pedirle al árbol,
como el río que fluye sin temor al desierto,
como el fuego que arde sin jurar eternidad,
sin preguntar si merece su calor la noche.
No me nombres bueno ni cruel en tus versos,
solo déjame ser la sombra que te sigue en silencio,
el mapa incompleto que no teme a los bordes,
la tormenta que no avisa cuando decide irse,
la huella que se borra con la marea alta.
No me des tus horas por lástima o costumbre,
no me tejas promesas con hilos de nostalgia,
no confundas mi boca con un pozo sin fondo,
no me llames refugio si buscas solo techo,
no me inventes canciones que no sabes cantar.
Aprende mi lenguaje de grietas y espinas,
lee entre las mentiras que sembré sin querer,
descifra el laberinto que ni yo comprendo,
bebe de mi sed sin jurar que es dulce,
pero no me adornes con coronas vacías.
Si me amas, que sea por lo que no he dicho,
por el silencio que guarda mis miedos antiguos,
por la grieta en la pared que nunca reparé,
por la lluvia que traje sin prometer primavera,
por todo lo que nunca podré regalarte.
No me compres con monedas de necesidad,
no me ates a tu piel con cadenas de rutina,
no me pidas que calme las olas de tu invierno,
no me vistas de héroe si solo soy humano,
no me escojas por ser el mal menor.
Ámame como el pan duro que no se tira,
como la cicatriz que duele y no se olvida,
como el reloj descompuesto que marca horas falsas,
como el perro callejero que elige su dueño,
como la última copa que no cura la herida.
O mejor, no me ames con medidas ni plazos,
no me firmes contratos de amor con fecha exacta,
no me hagas creer que el cielo cabe en tus manos,
no me mires como si fueras mi salvación,
no me salves si no quieres ahogarte conmigo.
Y si un día te alejas, que no sea por miedo,
que no huyas de los lobos que llevo en el pecho,
que no culpes al espejo de no darte respuestas,
que no rompas las flores que nunca plantamos,
que no digas mi nombre como un verso truncado.
Pero si decides quedarte, entra sin llamar,
tráeme el caos que llevas escrito en la piel,
no me hables de futuro como si fuera un puente,
sé el latido que no pide permiso para doler,
y quiéreme así… o no me quieras jamás.
—Luis Barreda/LAB