Desde la manifestada existencia, hábitat del ser pleno
desde la excelsa contemplación, donde lo invocado era tierra fértil y raíz
acaeció un evento disruptivo
la herida de tiempo evolucionó a desconcierto
el núcleo de lo esencial viró a lo nebuloso.
Espejos ciegos difuminan las imágenes,
se ausenta el eco de la noche ,
vibra en las ondas de la nada lo no dicho.
Pero en la luminosa grieta, algo germina sin nombre
y genera espacio positivo a las ansias.
En ocasiones, el silencio no es ausencia
sino el espectro donde el sentido se reordena.