Y de nuevo estoy sola,
sola con mi melancolía,
en el día que más pensé
que cambiarías.
No te costaba un perdón,
una disculpa sincera.
Compartes siempre desamor,
cuando me falta el corazón.
Me hacía ilusión estar
junto a ti en el laboratorio,
sentirte cerca, verte feliz,
y lograr que sonrieras.
¿Mi sonrisa motivaba?
Dijiste eso y lo apagaste.
“Aléjate de mí”, soltando
mi mano, y mofándote
como un niño jugando.
Partí sin una palabra,
y tu sonrisa siguió,
ajena al dolor que sentía.
Me siento vacía cada día,
esperando que me exhibas,
que me ames en voz alta,
que no te avergüences
de caminar a mi lado.
Tres días y contando,
sin un lamento tuyo.
¿Yo no te amo? ¿No te quiero?
Te he llorado más de un río.
¿Ya no sientes lo mismo,
amor mío, de verdad?
Admito mis tristezas,
derrumbes y torpezas,
pero esta niña te amaba
con firmeza.
Hablo bien de ti aunque duelas,
me veo de tu mano aunque no quieras.
Pero, ¿podré sostener tu mano
si ahora tú te sientes inseguro?
Solo buscaba una disculpa,
y ahora estoy de nuevo
rogando que lo intentes,
que te arrepientas
y me busques.