Quisiera ser la ilusión de tu paso,
el eco fiel que nunca te abandona,
la voz callada que te brinda abrazo
cuando la herida en tu pecho se asoma.
Ser esa huella que no ves, pero existe,
la luz oculta detrás de tu risa,
el aire tibio que en tu piel persiste
y el guardián mudo de todo lo que avisa.
Quisiera ser refugio en tus tormentas,
el suelo firme donde al fin descansas,
la voz que calla y aun así se lamenta,
la fe que queda cuando nada alcanza.
O quisiera ser el amigo con esperanzas
a ser el único, el eterno o el amante,
la fe secreta que jamás se cansa,
el sueño vivo que camina delante.
Si me condenas a no estar contigo,
prefiero ser la sombra que no ves,
andar tu vida como fiel testigo
y acompañarte… aunque nunca me ames.