edgardo vilches

Donde maduran los años

No hay más que nubes en un horizonte de papel, mezclado con la contingencia.
Es el núcleo de los “no me olvides”,
para quedarse callado
y no gritar lo que duele.

Es el aroma de las flores asomándose en el despunte de la primavera,
y es la lluvia,
la última viajera
de mis sueños de poeta.

Con estas frases —llenas de mis miedos—
estoy intentando resistir…
porque hay una pesadez en el tiempo
y un marcado acento de incredulidad
en los ojos que aún aman los amaneceres,
pero que no se distinguen en la ciudad,
que amenazadoramente se va devorando
a los transeúntes por la boca del tren subterráneo.

Entre esos seres,
camino lleno de nostalgia y en soledad,
hacia un destino que me espera a hurtadillas,
en el andén del tiempo,
que madura los años con prisa,
tiñendo mis sienes,
y apagando los espacios
que alguna vez sintieron el calor de las promesas…