En la insurrección del fuego
provocada por humanos,
siempre queda en buenas manos
el socorro al febril ruego.
Con la vida siempre en juego,
su carácter de valiente
es el muro ante lo ardiente
que lo forja de arquetipo.
Mal pagado, o sin equipo,
nunca falla a estar presente.
A los bomberos muertos en su lucha contra el fuego