Gustavo Suarez

El silencio que grita

 

 El silencio que grita

 

Ella perdona la tormenta cada vez que escampa; cose las grietas de su alma con hilos de silencio. 

Bajo la sombra densa de un amor deformado confunde el miedo con la esperanza. 

Al alba, él llora como un niño arrepentido; sus palabras dulces perfuman el aire viciado de dolor. 

Ella decide creerle; bebe el perdón como quien bebe un veneno lento.     En la noche helada se dice en un susurro:  

\"Tal vez exagero... quizá la culpa es mía\". Se acurruca en la sombra tibia a su lado, creyendo ver al hombre que un día amó. 

Le enseñaron de niña que el amor todo lo perdona, que callar es virtud de mujer buena. 

Los vecinos, el mundo, prefieren mirar a otro lado. El maquillaje oculta cicatrices que nadie quiere ver. 

El silencio cómplice alrededor la va enterrando despacio. La noche se tragó su voz para siempre. 

La casa amaneció con un silencio de tumba; el aire olía a ausencia y a sangre callada. 

Ya no hubo mañana para ella. 
Su nombre voló con el viento entre otros nombres silenciados. 
Ahora el silencio nos grita, intentando despertarnos.