El fin no es final,
es apenas la aurora de otro principio.
No temas al borde del abismo,
pues el precipicio no es caída,
es umbral secreto hacia lo eterno.
Atrévete:
salta con los ojos cerrados,
abandona el peso del ayer,
y en el instante del vacío
sentirás que alas invisibles
despiertan en tu espalda.
Allí comprenderás
que todo era anuncio,
que el vértigo solo era el eco
de un futuro soñado.
Y entonces, en vuelo,
descubrirás que el destino
no era final,
sino viaje.
luis prieto