Todo pasa…
y como viene se va,
se marcha y se desvanece…
deja de influir…y se abandona, a veces,
otras en cambio regresa,
se manifiesta en un suspiro…
o como leve recuerdo…
permanece en algún rincón del corazón,
se adhiere a la nostalgia…
y sin hacerse notar…excita el alma.
De cuando en vez se derrama en una lágrima…
y oprime con una inquietud que no tiene nombre…
solo se percibe una incomprensible tristeza…
que al final termina convenciéndote…
que sigues en melancolía perpetua,
y te deprimes al borde del colapso.
Todo pasa,
pero no pasa definitivamente,
hacemos como que ya no importa,
que se asimila,
y nos afanamos que podemos,
nos pintamos de intensos,
nos convencemos que tenemos poderes…
y que está bajo control la incertidumbre,
y no es cierto,
nada de ese falso vigor es real,
todo se convirtió en caos,
y la anarquía interna…trata de sobrellevar el desconcierto.
Entonces no es que pasa,
se quedó atorada la angustia en la garganta,
el pecho palpitando apresuradamente…
como si huyera del más cruel sentimiento,
del olvido,
la adrenalina nos estremece…
se apodera de la poca sensatez,
la cordura nos deja…no quiere seguir lidiando con la tozudez.
El nerviosismo que sientes…es como un cataclismo…
que avizora un trágico final…una inevitable conclusión…
difícil de aceptar…pero tan efectiva como la muerte.
Sin excusa…ni alegato…
lo tengo que aceptar…TÚ NO PASAS,
sigues aquí…destruyendo lo poco que queda,
despechándole a la última esperanza.