Contando Huesos no se ofrece como poema, sino como fractura. No pide ser leído, sino acompañado. Es el eco de una cifra que no quiere ser número, de una firma que alguna vez fue canto, de un abrazo que se multiplica para no desaparecer. Aquí no hay versos, hay restos. No hay métrica, hay memoria. Cada símbolo matemático es una ironía, una forma de decir: si me van a medir, que sea por lo que duele. Si me van a contar, que cuenten los derrumbes. Si me van a archivar, que archiven también mis insomnios, mis caricias sin estrenar, mis guerras con la gravedad.
Este poema no busca ser comprendido. Busca ser tocado. Que alguien lo lea con los dedos, con la espalda, con el hueco que deja el aire comprado a plazos. Que alguien lo escuche como quien escucha una ecuación que no resuelve nada, pero revela todo. Que alguien lo diga en voz baja, como quien cuenta huesos en la oscuridad, para que no se pierdan.
Si alguna vez te preguntaron cuántas veces fuiste humana y no supiste qué decir, este poema responde por ti. No con palabras, sino con cifras que tiemblan. No con lógica, sino con alma en porcentaje mínimo. No con respuestas, sino con polvo de estrellas que no se puede intercambiar.
Léelo si quieres, pero no lo leas solo. Léelo como quien acompaña. Como quien reconoce. Como quien se niega a olvidar.
CONTANDO HUESOS.
(Poema-espiral sobre la tiranía de los números que nos definen)
Me miden en decimales de segundo:
—24.597 latidos malgastados
en un beso sin dueño—
El reloj traga mis uñas
y escupe certificados
con mi esperanza de vida
calculada en intermitencias.
Altura: 3 derrumbes apilados.
Peso: 47 sombras por m².
Estado civil: \"En guerra con la gravedad\".
Firma: un óvalo donde antes cantaba un pájaro.
Saldo disponible:
—3 caricias sin estrenar
—1 lágrima en plazo fijo
—500 gramos de insomnio
convertibles en polvo de estrellas
(intercambio no admitido en esta sucursal).
Cuando el sistema me pida
el número exacto de veces
que fui humana,
mostraré esta ecuación:
(1 abrazo)² + (√100 miradas)
= 0.0001% de alma
+ 99.9% de aire
comprado a plazos.
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Caracas, 01/06/2025.
Derechos reservados.