_Incipiens_

Metamorfosis

No hay mayor derrota que la propia.
Aquella que, por miedo, se apropia
de los anhelos,
incubados por los años pasados.

Sueños marchitos,
aún por cumplir,
lejos del deseo,
del capricho.

Camino decidido hacia lo prometido.
Se amontonan como hojas
en un otoño frío;
es mi deber verlos renacer.

Jirones de viento
rompen el juramento.

La pena pesa como una lápida
sin nombre escrito;
los anhelos parecen malditos.

Un vómito de frustración
inunda donde habito.
Un grito quiebra la maldición.

De entre la amarga bilis,
una promesa con alas se eleva:
rota la lápida…
y el sueño, al fin, vuela.

Rubén Romero Toledo © 2025 todos los derechos reservados