Ola de calor
No es el sol,
es un cuchillo ardiente que atraviesa la persiana.
Me siento prisionero de mi propio sudor,
como si mi piel se derritiera lentamente.
El aire no refresca,
es un aliento pesado,
una caricia hostil.
Camino por la casa
y cada paso es un desierto,
cada pensamiento una chispa
que prende fuego a mi alma.
Cierro los ojos
y solo veo humo,
un mar espeso
donde mis sueños se ahogan.
Respiro,
pero cada respiro quema.
Espero la noche,
esa tregua incierta
donde el calor se oculta,
pero no se va.