José Mario Calero Vizcaino

EL CORAZÓN DE UN PADRE

 

Un padre se mantiene firme, tierno y sabio,

con un amor silencioso que nunca se desvanece ni muere.

Gobierna con hechos más elocuentes que las palabras,

y siembra las semillas que nuestras almas en crecimiento pueden alcanzar.

 

A través de pruebas y risas, viento y tormentas, él permanece;

da forma a nuestros días y mantiene cálido su centro.

Nos enseña el valor, la verdad y la gentil gracia,

Y nos ayuda a reclamar por fin el lugar que nos corresponde.

 

Sus manos son ásperas, pero cada caricia es amable;

Nunca nos alejamos mucho de su mente.

Cuando la esperanza se agota, nos levanta y luego nos deja ir,

El amor más fuerte que aprende a soltarnos así.

 

Su voz es tranquila; su presencia, segura y brillante,

Una estrella constante que nos guía por la noche.

Construye con paciencia, vela lentamente,

Un hogar donde los sueños echan raíces y aprenden a crecer.

 

Entre sus brazos, aprendemos las antiguas artes:

El honor, la misericordia, el coraje, los corazones abiertos.

Su legado es más que cualquier nombre.

El amor vivido plenamente se convierte en su verdadera fama.