Enamórate del Hombre que Soy
Enamórate de quien dibuje estrellas en tu piel,
que con sus besos calme tus tormentas,
que en cada instante te recuerde lo bella
que eres bajo la luna plateada,
y que en su voz encuentres melodías eternas.
Enamórate de quien te adore en silencio y en risas,
que transforme tus días en dulces mañanas,
que te envuelva en caricias suaves como brisas,
que guarde tus secretos como joyas lejanas,
y que en sus ojos brillen promesas sinceras.
Enamórate de quien te lleve a mundos desconocidos,
que te nombre reina de su universo,
que con sus manos trace senderos encendidos,
que en cada abrazo borre el invierno,
y que en su pecho escuches latidos apasionados.
Enamórate de quien teje sueños con tu nombre,
que cultive jardines solo por verte reír,
que en la oscuridad sea tu faro que asombre,
que escriba en tu piel versos al porvenir,
y que en su alma solo existas tú, nunca otra.
Enamórate de quien cante a la luna tu esencia,
que con palabras dulces ilumine tu ser,
que en cada detalle muestre su devoción inmensa,
que en los días grises sepa florecer,
y que en su vida solo anhele tu presencia.
Enamórate de quien conozca tus sombras y luz,
que en la tormenta sea tu refugio seguro,
que en sus labios lleve la miel de tu cruz,
que en cada amanecer te jure amor puro,
y que en su existir no haya nadie más que tú.
Enamórate de quien ofrezca su alma desnuda,
que en tu risa encuentre su razón de vivir,
que en la distancia sienta tu esencia aguda,
que cada noche prometa no irse,
y que en su destino solo quiera seguirte.
Enamórate del hombre que soy, sin temor,
que entre versos y suspiros te nombro mi dueña,
que bajo las estrellas jure mi amor,
que en cada latido cante tu belleza,
enamórate de mí, y seré tu eterna canción.
—Luis Barreda/LAB