¡Qué vergüenza! ¡Vergüenza! Va mi esposo
yendo entre falda y falda a coquetear;
tigre rayado henchido y belicoso
con su pastilla azul de sol y mar.
Viejo verde, rufián caballeroso,
solo buscas beber, dormir, follar...
¡Y vean cómo gira...! Es mi esposo
como una noria. Y es girar... girar...
¡Girar, sí! Como un Sísifo en la pista,
las bolas cortaré para empezar.
No habrá ningún señor animalista
que me pueda aplanar, pueda aplanar...
(Que Dios le guarde un cielo a su ateísta
que yo el infierno le prometo dar...)