Amores escondidos, fantasmas de mi sangre que vivís en un rincón muy
profundo de mi alma, donde la muerte no llega con su hoz afilada, sino que os nutre con el jugo de los sueños vividos.
En la hora final, cuando el sol sé despida saldréis al aire como pájaros de fuego y cantaréis el romance de mi vida entera donde el amor nunca muere, solo se transforma en una estrella que alumbra mi vieja memoria.
Ahora donde el tiempo teje su telaraña de plata, esos amores despiertan en la cueva de la memoria
vivos, como duendes en una casa abandonada.
Allí bailan en sombras, con faldas de recuerdos y susurran promesas que el viento no llevó y en el espejo roto donde los ojos cansados reflejan mi rostro, arrugado, doliente y nostálgico... Pronuncio en voz alta casi gritando a los Cielos...
¡¡¡ Este no soy yo !!!
Mael Lorens
Agosto 2025