Posado el sol en el firmamento
allá en la cúspide, en su gloria
sale un caballo a galopar el pasto
blanco como el cuarzo
Come la hierba de las auroras
bebe el agua que pinta el cielo
y en la tarde se regocija
cruzando el valle de los anhelos
El reloj dió sus pasos
hurtando tu forma en mis ojos
aún no la dicta devuelta
caballo blanco encantado
échame al lomo y colémonos
en la frondosa espesura.
¿Qué si la noche nos haya?
El tiempo no es quien nos manda