Y el día pasa a ser noche
dando el sol occiduo paso
al argénteo astro raso
que fulge como gran broche.
Tanto brilla, brilla tanto
que todo asterismo opaca
en pro de su curva flaca
en pro de su bello encanto.
Asciende más, más arriba
para que todos la vean
y, puesto que la desean,
¿quién con ella jamás se iba?
Usitada como espejo
la observas y te embelesa
te coarta y te ciega esa
¿te verás tú tu reflejo?