Ángel Ruiz Egea

Madrigal III: El esposo a su esposa tras haberse unido en matrimonio.

Este día preciado

que a vuestra vera vivo ya me tiene,

del desamor pasado da consuelo;

pues la excelencia vuestra así me suene,

con vuestro dulce acento perfumado

con un hermoso velo,

y al destaparlo, de amoroso canto

mi corazón se inunde

de tu hermoso, preciado y casto canto,

que a la desgracia en su condena ya hunde.

 

Concédeme tu mano,

libre de todo miedo, que es ofensa

de ambos, pues la virtud jamás en vano

se proclama en voz tensa.

¡Qué resplandor, que amanecer valioso

poder ser vuestro esposo!